viernes, 17 de diciembre de 2010

Pasos nocturnos


De la Luna los lunes,
y de lunes, lunáticos.
Y que de este lunático
con quien me tope huyendo de un lunes,
en su andar avanzando estático, de noche lo alcanzo
la luna llena
y en esa claridad para el enceguecedora,
Tropezó de pronto y sin querer...
con la vida.
Que tonto loco lunático
que a esas horas de luna llena de un lunes
del que huyendo se encontró desprevenido a la vida...
y no la sobrevivió.

Pamela Hernandez V.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

El Circo de la Mariposa (1a parte) subtitulada The Butterfly Circus

Poesía 1

Enrique Valdés

En qué lugar de la memoria habitas
música, poesía. Ausencia
de lo que alguna vez tuvimos.
Pero no era verdad. Ahora
es la música
quien te devuelve a esta página.
Poesía

¿Vuelves...?

                   Carlos Cortínez

Vuelvo, vuelvo bajo el árbol
que detuvo tu rostro
cuando caía el otoño.

Vuelvo, vuelvo al otoño
de un país sin memoria,
a repetir las palabras
que se fueron con las hojas.

A rescatar con las hojas
las memorias y los rostros,
la detenida palabra
que algún día fue otoño.

martes, 28 de septiembre de 2010

Final

                      Enrique Valdés

La poesía dice ¿cómo estás?
y abre la puerta.
La música preguna ¿cómo estás?
y abre la puerta.
Estoy sordo, apenas siento
el canto de los pájaros.

Tú dices cómo estás
y abres la puerta.
La muerte dice ¿cómo estás?
y se cierra la puerta

domingo, 26 de septiembre de 2010

La mujer gaviota

La primera -y en realidad única vez que la vi- estaba sentada en la Plaza de Libertad de Prensa en Concha y Toro.
Era una mañana común, así como lo era mi cansancio, aquel que me llevó a pausar mi día en el instante en que la ví.
Tan fuera de lugar, tan poco cómoda. La expresión me era conocida, entre tanta paloma aquella mujer tenía un parecido, pero a qué, a quién. Y mi cabeza surcaba los pasadizos de la memoria buscando el símil encontrado, y de pronto... lo supe, ella era la mujer gaviota. Era un todo. Su rostro evocaba esa mezquindad a pesar de la vastedad del océano, la que en ese momento le mostraba a las palomas que la agobiaban, su pelo lunarizado con tramas blancas y negras, su nariz, estaba allí para recordar que no cabía duda alguna, y la simpleza de su mirada, esa simpleza sólo la reconoce quien ha hecho del mar su nido, de esa libertad su punto de partida, y esa inocencia que la edad no le ha quitado.

Aquella mujer en ese instante hizo que en ese mismo mes, volviera a mi océano anhelado.

Por cierto, en el momento que se dio cuenta de mi interés en su presencia, tomó sus alas y desapareció, sin complicaciones. He vuelto al lugar, nunca más la encontré. Aún pienso que todo sería más fácil si fuera también gaviota.

Pamela Hernández V.

sábado, 25 de septiembre de 2010

Libertad

Encadenado a la galera
sigues remando
hacia tu naufragio.
El verdugo
te recuerda que debes remar
al son del tambor.
Lo que el verdugo no sabe
es que decidiste naufragar

                       de Luis Zaror

Las Palabras

He aquí el poema.
No tengo qué decir. No queda nada
en el vacío tintero del poeta.
He aquí que soy la jaula:
una armazón de sangre y huesos
y arterias recorridas por palabras.

Y son lo que ellas quieren
decir desde que existen,
con más edad que yo
con mucho más
significado.

Me llevan este cuerpo
ausente de decires,
y soy lo que ellas mienten:
Todas estas historias
mezcladas a mi historia,
y yo que nada tengo que decir
escribo sin saber si existe quien escribe
o son voces extrañas
las que roban mi ser.

                                 Enrique Valdés

miércoles, 15 de septiembre de 2010

De ahogos y encierros voluntarios

Qué odisea la vida
Que si la vida es sueño,
que si ser o no ser,
que si los molinos de viento
son gigantes al acecho del ataque
que si la vida... es vida.

A dónde me llevará este encierro
dónde acabaré tras la huella
de una sombra que no respira
de un andar que no ha sido trazado,
de un estigma que no carga
sino con la luz del poste que cruza mi ventana
pero no veo esta luz,
no alcanzo su trayectoria,
alguien me pone las gafas de sol
no entiendo, la luz no me encandila.
Sé que he cargado con sombras de otras vidas,
las acarreo, arrastro, me siguen, absorben,
traspaso sus fugas
limito su espacio,
esconden el mío,
sacuden mi existencia.
Y después de todo..
qué respiro?

Las he dejado entrar,
las añoré y hoy son mi amorío
enterré esas añoranzas al olvido
hoy han olvidado señalarme el camino.

Desgarrados memoriales
de confianzas rotas
de milagros oscuros
y estampas que marcan milímetro a milímetro
el correr de la sangre en mis venas,
que duelen, que hielan el alma
esta alma que aunque fría, arde,
mientras a la vida se acerca.

Vida que te me escapas
entre ahogos y encierros
vida que te vivo entre páginas vacías
de capítulos que no quieren escribirse
quiero contarte que aunque distante
te conozco

13/09/2010

viernes, 10 de septiembre de 2010

De Cecilia Vicuña

Qué se guarda en los desvanes de los ríos?


Los desvaríos

Caminante

Apaga ese acelerando andar caminante
que para caminante no hay camino
que se hace camino al andar
y no es errado el esquivar la marcha
por recuperar en la nada el sendero

lunes, 26 de julio de 2010

De ráfagas

Ráfaga de terrorífica existencia
dime por qué rondas
mis desnivelados caminos,
por qué te empeñas en penetrar
mis recónditos agujeros
para perderte entre sus laberintos?

Por qué insistir
en alcanzar la luna llena
cuando en el intento
resbalas en su menguante
y mis brazos
no alcanzan a cobijarte?

martes, 13 de julio de 2010

Elogio de lo inútil


Mario Bunge

Ya había promediado la redacción de esta nota cuando me llegó una invitación de la Universidad de Salamanca par asistir a un acto académico en el que el doctor José María Cerveró Santiago, catedrático de Física Teórica, disertaría precisamente en defensa de lo inútil. Esta coincidencia no lo es tanto porque también yo soy físico teórico y, como el colega salmantino, sé que algunos de los resultados más hermosos de la física, tales como la teoría de Einstein del campo gravitatorio y la teoría cuántica del campo electromagnético, son casi inútiles. O sea, no sirven, por ahora, "nada más" que para entender algunos aspectos de la realidad.
Hace poco, respondiendo a la inevitable pregunta de un estudiante, "¿para qué sirve eso?", le contesté: "Para nada. ¿No le parece admirable que haya gentes que se dan el lujo de preferir cosas hermosas e ideas profundas a artefactos ingeniosos pero, a la postre, superfluos o incluso dañinos, tales como los automóviles acorazados?"
Nuestros primos los monos antropoides no llevan joyas. Tampoco las llevaban nuestros antepasados remotos. Las primeras joyas datan de hace menos de 50 mil años. Las primeras pinturas rupestres, tales como las de Altamira y Lascaux, son aún más recientes. Las mujeres no empezaron a acicalarse sino hace unos pocos miles de años, especialmente en el antiguo Egipto. Los primeros museos de arte y jardines botánicos datan del Renacimiento tardío. Y los salones de belleza fueron inventados hace poco más de un siglo. La técnica precede al arte, como la utilidad a la belleza.
¿Para qué sirve saber que hay infinitos números primos, que las distancias entre las galaxias están aumentando, que los hombres de Neanderthal fueron reemplazados por los de Cromañón y que las cabezas de éstos eran mayores que las nuestras? Para nada. ¿Qué utilidad tiene una sinfonía de Beethoven, una pintura de Velázquez o un relato de García Márquez? La misma que las joyas, las ropas elegantes, los teoremas matemáticos o los hallazgos paleoantropológicos. O sea, ninguna.
No se busca la verdad ni la belleza por sí mismas a menos que se haya asegurado el sustento: Primum vivere, deinde philosophari. Pero no se es plenamente humano a menos que se aprecien la verdad y la belleza por sí mismas. O sea, a menos que se ame lo inútil que emociona o que hace pensar, sin esperar recompensa material alguna.
Sin embargo, la diferencia entre lo útil y lo inútil puede ser transitoria. Hace medio siglo, cuando Francis Crick y James Watson descubrieron el llamado código genético, supieron que con ello la biología molecular alcanzaba la mayoría de edad y que a partir de ese momento se desarrollaría con el vigor y la rapidez propias de una ciencia joven. Pero no sospecharon que pocas décadas después también nacería toda una industria fundada sobre esa ciencia, ni que uno de ellos, Watson, haría fuertes inversiones en dicha industria (Crick, en cambio, siguió ocupándose de temas inútiles, tales como el origen de la vida y la naturaleza de la psiquis).
Otro de mis ejemplos favoritos es el de Apolonio, el primero en describir las secciones cónicas: elipse, parábola e hipérbola. Estas curvas son hermosas pero no fueron utilizadas hasta el siglo XVII, cuando Galileo se sirvió de la parábola para describir la trayectoria de una bala, y Kepler usó la elipse para describir la órbita de un planeta. El efecto fotoeléctrico, descubierto hace poco más de un siglo, encantó a los físicos porque no depende críticamente de la intensidad luminosa sino de la frecuencia. Durante mucho no sirvió sino para despertar o satisfacer la curiosidad. Eventualmente, a un ingeniero se le ocurrió utilizarlo para abrir y cerrar circuitos eléctricos al paso de una persona. Desde entonces no hay ascensor, escalera mecánica ni máquina-herramienta sin célula fotoeléctrica. Además, la explicación del efecto le valió a Einstein la mitad de su Premio Nobel. Obtuvo la otra mitad por explicar el movimiento browniano como efecto de choques moleculares. Esta fue otra hazaña que no tuvo repercusiones prácticas sino muchos años después.
Ayer, un estudiante me anunció que alguien está pensando en privatizar la astronomía. ¡Qué gran idea! Si alguien comprara un observatorio astronómico iría pronto a la quiebra, con lo que mostraría al gran público que hay objetos sagrados fuera de los templos. Entre esos objetos figuran la ciencia básica, las humanidades y las artes. Estas tres vestales son sagradas porque son patrimonio de la humanidad y porque quien intenta sacar utilidad inmediata de ellas las ensucia y se ensucia.
Lo que pasó con el arte bajo los regímenes autoritarios es elocuente: fue estatizado y, con ello, corrompido. Por ejemplo, en la Unión Soviética la exigencia de atenerse a los preceptos del llamado realismo socialista, que es una versión del utilitarismo, limitó la imaginación de los escritores, artistas plásticos y músicos. Por cierto que siguió habiendo artistas originales, pero no gozaron de apoyo estatal y sus obras no se incorporaron al bien común.
En resumidas cuentas, no exijamos que todo lo que hagamos tenga una utilidad inmediata. Basta que sean buenas, basta que nos ayuden a gozar de la vida. Al fin y al cabo, la búsqueda y el goce de lo inútil distinguen al ser humano de sus parientes de otras especies. Por esto propongo este nuevo nombre para nuestra especie: Homo inutilis.

lunes, 28 de junio de 2010

Las causas

                           Borges

Los ponientes y las generaciones.
Los días y ninguno fue el primero.
La frescura del agua en la garganta de Adán.
El ordenado Paraíso.
El ojo descifrando la tiniebla.
El amor de los lobos en el alba.
La palabra. El hexámetro. El espejo.
La Torre de Babel y la soberbia.
La luna que miraban los caldeos.
Las arenas innúmeras del Ganges.
Chuang-Tzu y la mariposa que lo sueña.
Las manzanas de oro de las islas.
Los pasos del errante laberinto.
El infinito lienzo de Penélope.
El tiempo circular de los estoicos.
La moneda en la boca del que ha muerto.
El peso de la espada en la balanza.
Cada gota de agua en la clepsidra.
Las águilas, los fastos, las legiones.
César en la mañana de Farsalia.
La sombra de las cruces en la tierra.
El ajedrez y el álgebra del persa.
Los rastros de las largas migraciones.
La conquista de reinos por la espada.
La brújula incesante. El mar abierto.
El eco del reloj en la memoria.
El rey ajusticiado por el hacha.
El polvo incalculable que fue ejércitos.
La voz del ruiseñor en Dinamarca.
La escrupulosa línea del calígrafo.
El rostro del suicida en el espejo.
El naipe de tahúr. El oro ávido.
Las formas de la nube en el desierto.
Cada arabesco del calidoscopio.
Cada remordimiento y cada lágrima.
Se precisaron todas esas cosas
para que nuestras manos se encontraran

De "El libro de las máquinas"

                              Butler, 1982

Si todas las máquinas fuesen aniquiladas en un instante, de tal modo que no le quedase al hombre ni un cuchillo, ni una palanca, ni un harapo de sus vestidos, nada en absoluto más que su cuerpo desnudo, tal como llegó a este mundo; si toda su ciencia de las leyes mecáncias; si todos los alimentos hechos por procedimientos mecánicos fuesen destruidos, de modo que la raza humana quedase como desnuda en una isla desierta: entonces desaparecerían en seis semanas. Unos pocos individuos quizá prolongarán algo su miserable existencia; pero hasta ésos, al cabo de un par de años, habríanse convertido en algo peor que monos. El alma misma del hombre se debe a las máquinas, está hecha a máquina. Piensa lo que piensa, siente lo que siente, merced a los cambios que las máquinas han operado en él, y la existencia de aquéllas es un sine qua non para la suya, lo mismo que depende de su vida la de ellas. Este hecho nos impide proponer la aniquilación completa de toda maquinaria, mas indica ciertamente que deberíamos destruir todas aquellas máquinas a que nos fuera posible renunciar, para evitar que nos dominen aún más tiránicamente.

De monólogos pasados

Ay del tiempo!
que irrumpe cuando se le ocurre
arma caminos para alargar distancias
y construye su estancia donde no es bienvenido

martes, 22 de junio de 2010

Hábitos

El extrañarte
se ha vuelto un hábito
tan frecuente como poco solicitado
al que dudo
logre acostumbrarme

Mis palabras

             Luis Zaror

Ningún canto
Tiene tanto vigor
Como la libertad.
Quiero tantas cosas
Y tan solo te traigo mis palabras

¡Podríamos hablar de tiempos mejores?

            Walter Hoefler

No, seguro que no,
yo no tendría la fuerza
para escribir sobre el secante del cuerpo,
arrancarme esa última gota,
no, no de esperanza, sino de conformidad,
este falso encanto de seguir viviendo
con los ojos somnolientos
y esta tierra cáustica sobre las mejillas.

Pasan los años

          Walter Hoefler


Pasan los años y en el recuerdo
de las nuevas cosas vistas,
leo en el acopio de otros ojos
la tibia incertidumbre
de mis propios recuerdos,
opaco y empaño sin saber
lo que en vano recupero

miércoles, 9 de junio de 2010

Qué perra vida

Mientras me hundo en los pasos de la atestada alameda,
observo en un perro que hay caminos más errantes,
como el de aquel perro, que desesperado corre
llevando en su hozico
una botella de agua cerrada,
mientras arrastra la lengua en la calle
bordeando la deshidratación,
asustando a quien quiera acercarse,
evitando que alguien pueda abrir la botella
y darle agua de beber...

lunes, 31 de mayo de 2010

Al Expreso del Norte

Si Rivera Letelier me hubiese acompañado en esta odisea interior, la hubiera visto exteriorizada como yo me vi hace años en Los trenes se van al Purgatorio: en el Longitudinal del Norte.Y es que la marea de arena que acompañó mi sendero hizo imperativo reconocerme en el reflejo de la ventada de aquel bus que tenía por insignia "Expreso del Norte", en el cual el avance no era su característica ni por cerca más veraz.
De pronto, en algún momento entre aquel paso de Chile a Bolivia, me sumergí en mi propio Purgatorio, transitando en mi propia traición, sirviéndome de escena en escena aquello que repito en mi vida y que me impide continuar mi rumbo, desierto tras desierto y salar tras salar, me topé con nombres comunes y disfraces comunes que en medio de la Nada han recreado el andamiaje de mi soledad perdida y reencontrada, permitiéndome volver...

He vuelto??

Espero, cuesta, pero es inevitable

lunes, 3 de mayo de 2010

Monólogo -1

Especias desfiguradas
frases entrecortadas
enigmas sin misterio
tu lúgubre sendero iluminado
refleja mi semblante agobiado,
palabras que sobran
en un remolino de sinsentido

Estados aparentes

Aparentemente voy perdida,
aparentemente prefiero observar las luciérnagas
a absorver la luz del día.

Aparentemente te extraño,
aparentemente te siento,
y es que entre tanta apariencia... me pierdo
y prefiero el exilio en tus tentaciones
las que tu presencia me supone,
que de tu existencia me atrae
y me aleja de aquellos,
mis estados aparentes

sábado, 20 de marzo de 2010

Espectros que retornan en ansiada espera


Vidas que se fugan...
reinos que se alteran
veredas pintadas de seda
alegorías no cantadas
espectros desdibujados

vidas que se esfuman
cetros y tronos sin rey...
ansiada espera

viernes, 19 de marzo de 2010

Caja de música

Pedro Aznar Música del Japón. Avaramente De la clepsidra se desprenden gotas De lenta miel o de invisible oro Que en el tiempo repiten una trama Eterna y frágil, misteriosa y clara. Temo que cada una sea la última. Son un ayer que vuelve. ¿De qué templo, De qué leve jardín en la montaña, De qué vigilias ante un mar que ignoro, De qué pudor de la melancolía, De qué perdida y rescatada tarde, Llegan a mí, su porvenir remoto? No lo sabré. No importa. En esa música Yo soy. Yo quiero ser. Yo me desangro.

jueves, 18 de marzo de 2010

Este silencioso veneno... eres tú aquel que recorre estos surcos sanguíneos y los llena de engaños el que fluye otorgando letanías mientras tardía espera el desenlace la agridulce inesperada despedida

miércoles, 17 de marzo de 2010

De los rumbos y los rumores desesperanzados

En la inmensidad de las olas no navegadas mas empolvadas de tantos caminos que la transitan, en la pampa, por fin vuelvo al reencuentro de aquello tan anhelado esa maldita soledad que tanto persigo, y en ello no logro enfundar el sentimiento, la satisfacción que en ella encontraba. Alzo los ojos, ese estrellado firmamento lo confirma, es la apuesta de na mano que aún no ha sido jugada. Prosigo, y en eso me doy cuenta que en el momento que pensé ya no quedaban lágrimas en estas oscuras fauces, entre tinieblas veo que lo que imprime el lápiz hace ya líneas dejó de ser tinta. ¿Por qué mi tan autoanunciado camino cambia su destino sin consulta previa? ¿y qué sentido tiene el rumbo fijado jugando a la ruleta rusa comandada por un niño al que no se le acaban nunca las monedas? Y así, gracias a aquel niño me encontré ayer entre paredes y hoy entre la inmensidad verdosa pensando en cuán acompañada por la soledad tu recuerdo me concurre, pensando cóo encontrar a Sherlock y pedirle que me ayude a investigar en qué momento te llevaste mi complitud, dejándome partida y conociendo por fin que tú eres mi quimera, el sendero que no florece mas se marchita a mi paso, el cielo que no sabe de luceros mientras no quites las nubes y me acompañes a saltar de constelación en constelación. Me siento entre espinos caigo en nubes que me figuran escenas pasadas, y aquellas sombras que desdoblan lo torcido de estos árboles oscurecen mi pensamiento... y miento Entretanto, los caballos y las ovejas pastan... hasta ellos tienen permitido ir de a dos. Los pájaros se ríen de mi terrenidad al alejarse, y aún así los quiero seguir, quizás me podrían acercar a ti. Lo intento, tanto como esos rayos de sol se cuelan en medio de otro espeso mar que tampoco se navega mas bien se asemeja a ovejas colgadas amontonadas como nosotros en un corral. Mas tus pensamientos me rehúyen, juegan a las escondidas, pero espero, y quizás se reencuentren como una vez en ese sueño, y en la danza onírica bailen al mismo compás serpenteando al tiempo, burlando el espacio y trascendamos de las murallas que seguimos construyendo para frenar lo inevitable.

martes, 16 de marzo de 2010

De cenizas y espera

Espero sentada en la baranda del escurridizo camino del tiempo me encuentra el silencio me desaparece el aroma de aquel espacio no habitado que dejaste a la deriva me atrapa el miedo a aquellas oscuras barcas que traspasan mi estigma mientras cae la tarde las cenizas de aquel fuego me visten de viuda y las flores de esta tumba se secan a mi alrededor. En tanto.. lágrimas oxidadas caen de dolor dejan una marca perenne envolviéndome entre ramas espinosas enraizadas en la acera de lo que fue un rosal te espero hasta el rocío matutino para arrancarte la humedad de vida y no morir en el cansancio de tanta espera

Extensiones y persistencias de un árbol

Esencia troncal firmeza de raíz ligereza en ramas firmes extendidas, erguidas al viento alardeando su compás pasivo pero perpetuo: "tú viento me sacudes, mas yo de aquí no me muevo, mas crezco, mas persisto, permanezco... aún" Viento arbol tierra viento que me dibujas tierra que me acaricias espesa me limitas me requieres tu ósculo sacude mi quintaesencia de savia oculta y brota semilla que riega tu frontera, tierra

Monólogo Nº 4

Sendero tras sendero sigo las huellas de tu sombra en el jardín de sueños que inundado por las perpetuas jugarretas del tiempo requiere de riego para el retorno de la marcha a la milla más cercana la distancia más lejana

Sentidos

Me gusta escuchar el silencio en medio del murmullo de los trenes y la multitud en el metro ¿Será porque en medio de todo lo único que percibo es aquel tímido latido de tu corazón en mi oído? ¿ese rumor carraspeado e irregularmente agitado que derrite mis sentidos?

De monólogos

Mi monólogo eres tú, tu mirada.. y el reflejo de mis ojos en los tuyos que acumulan y llevan las curvas donde se pasea la frondosa cordillera, en la carretera, que a la vez que separa une fronteras. Mi sonrisa es también tuya, y el tímido latir de tu ojo cuando mis labios resisten decir aquello que tampoco escribo, ese... es mío

viernes, 19 de febrero de 2010

El Pecado eterno

Antonio Palomero, 1911 No, no culpéis a la mujer primera porque sació con ansia su apetito, ni al padre, Adán que de manjar bendito gustó con su agradable compañera. La culpa es del manjar, que entonces era más incitante por estar maldito... ¡Si el gozar del amor es un delito yo también, siendo Adán, lo cometiera! Es eterna la sed de los placeres; no se apaga el volcán de las pasiones, y ayer lo mismo que hoy y hoy que mañana, para el amor son Evas las mujeres y Adanes entusiastas los varones... ¡Todos vamos en pos de la manzana!