miércoles, 17 de marzo de 2010

De los rumbos y los rumores desesperanzados

En la inmensidad de las olas no navegadas mas empolvadas de tantos caminos que la transitan, en la pampa, por fin vuelvo al reencuentro de aquello tan anhelado esa maldita soledad que tanto persigo, y en ello no logro enfundar el sentimiento, la satisfacción que en ella encontraba. Alzo los ojos, ese estrellado firmamento lo confirma, es la apuesta de na mano que aún no ha sido jugada. Prosigo, y en eso me doy cuenta que en el momento que pensé ya no quedaban lágrimas en estas oscuras fauces, entre tinieblas veo que lo que imprime el lápiz hace ya líneas dejó de ser tinta. ¿Por qué mi tan autoanunciado camino cambia su destino sin consulta previa? ¿y qué sentido tiene el rumbo fijado jugando a la ruleta rusa comandada por un niño al que no se le acaban nunca las monedas? Y así, gracias a aquel niño me encontré ayer entre paredes y hoy entre la inmensidad verdosa pensando en cuán acompañada por la soledad tu recuerdo me concurre, pensando cóo encontrar a Sherlock y pedirle que me ayude a investigar en qué momento te llevaste mi complitud, dejándome partida y conociendo por fin que tú eres mi quimera, el sendero que no florece mas se marchita a mi paso, el cielo que no sabe de luceros mientras no quites las nubes y me acompañes a saltar de constelación en constelación. Me siento entre espinos caigo en nubes que me figuran escenas pasadas, y aquellas sombras que desdoblan lo torcido de estos árboles oscurecen mi pensamiento... y miento Entretanto, los caballos y las ovejas pastan... hasta ellos tienen permitido ir de a dos. Los pájaros se ríen de mi terrenidad al alejarse, y aún así los quiero seguir, quizás me podrían acercar a ti. Lo intento, tanto como esos rayos de sol se cuelan en medio de otro espeso mar que tampoco se navega mas bien se asemeja a ovejas colgadas amontonadas como nosotros en un corral. Mas tus pensamientos me rehúyen, juegan a las escondidas, pero espero, y quizás se reencuentren como una vez en ese sueño, y en la danza onírica bailen al mismo compás serpenteando al tiempo, burlando el espacio y trascendamos de las murallas que seguimos construyendo para frenar lo inevitable.

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