viernes, 19 de febrero de 2010

El Pecado eterno

Antonio Palomero, 1911 No, no culpéis a la mujer primera porque sació con ansia su apetito, ni al padre, Adán que de manjar bendito gustó con su agradable compañera. La culpa es del manjar, que entonces era más incitante por estar maldito... ¡Si el gozar del amor es un delito yo también, siendo Adán, lo cometiera! Es eterna la sed de los placeres; no se apaga el volcán de las pasiones, y ayer lo mismo que hoy y hoy que mañana, para el amor son Evas las mujeres y Adanes entusiastas los varones... ¡Todos vamos en pos de la manzana!

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