En la inmensidad de las olas no navegadas
mas empolvadas de tantos caminos que la transitan,
en la pampa,
por fin vuelvo al reencuentro
de aquello tan anhelado
esa maldita soledad que tanto persigo,
y en ello no logro enfundar el sentimiento,
la satisfacción que en ella encontraba.
Alzo los ojos, ese estrellado firmamento lo confirma,
es la apuesta de na mano que aún no ha sido jugada.
Prosigo,
y en eso me doy cuenta
que en el momento que pensé
ya no quedaban lágrimas en estas oscuras fauces,
entre tinieblas veo
que lo que imprime el lápiz
hace ya líneas dejó de ser tinta.
¿Por qué mi tan autoanunciado camino
cambia su destino sin consulta previa?
¿y qué sentido tiene el rumbo fijado
jugando a la ruleta rusa
comandada por un niño
al que no se le acaban nunca las monedas?
Y así, gracias a aquel niño
me encontré ayer entre paredes
y hoy entre la inmensidad verdosa
pensando en cuán acompañada por la soledad
tu recuerdo me concurre,
pensando cóo encontrar a Sherlock
y pedirle que me ayude a investigar
en qué momento te llevaste mi complitud,
dejándome partida
y conociendo por fin
que tú eres mi quimera,
el sendero que no florece mas se marchita a mi paso,
el cielo que no sabe de luceros
mientras no quites las nubes
y me acompañes
a saltar de constelación en constelación.
Me siento entre espinos
caigo en nubes que me figuran escenas pasadas,
y aquellas sombras que desdoblan
lo torcido de estos árboles oscurecen mi pensamiento... y miento
Entretanto, los caballos y las ovejas pastan...
hasta ellos tienen permitido ir de a dos.
Los pájaros se ríen de mi terrenidad al alejarse,
y aún así los quiero seguir,
quizás me podrían acercar a ti.
Lo intento, tanto como esos rayos de sol se cuelan
en medio de otro espeso mar que tampoco se navega
mas bien se asemeja a ovejas colgadas
amontonadas como nosotros en un corral.
Mas tus pensamientos me rehúyen,
juegan a las escondidas,
pero espero, y quizás se reencuentren
como una vez en ese sueño,
y en la danza onírica
bailen al mismo compás
serpenteando al tiempo,
burlando el espacio
y trascendamos de las murallas
que seguimos construyendo
para frenar lo inevitable.