jueves, 20 de diciembre de 2007
domingo, 16 de diciembre de 2007
miércoles, 12 de diciembre de 2007
martes, 4 de diciembre de 2007
Los espejos
(creo que es de Borges)
yo que sentí el horror de los espejos
No sólo ante el cristal impenetrable
Donde acaba y empieza, inhabitable,
un imposible espacio de reflejos
Sio ante el agua especular que imita
El otro azul en su profundo cielo
Que a veces raya el ilusorio vuelo
Del ave inversa o que un temblor agita
Y ante la superficie silenciosa
Del ébano sutil cuya tersura
Repite como un sueño la blancura
De un vago mármol o una vaga rosa,
Hoy, al cabo de tantos y perplejos
Años de errar bajo la varia luna,
Me pregunto qué azar de la fortuna
Hizo que yo temiera los espejos.
Espejos de metal, enmascarado
Espejo de caoba que en la bruma
De su rojo crepúsculo disfuma
Ese rostro que mira y es mirado,
Infinito los veo, elementales
Ejecutores de un antiguo pacto,
Multiplicar el mundo como el acto
Genereativo, insomnes y fatales.
Prolongan este vano mundo incierto
En su vertiginosa telaraña;
A veces en la tarde los empaña
El hálito de un hombre que no ha muerto.
Nos acecha el cristal. Si entre las cuatro
Paredes de la alcoba hay un espejo,
Ya no estoy solo. Hay otro. Hay reflejo
Que arma en el alba un sigiloso teatro.
Todo acontece y nada se recuerda
En esos gabinetes cristalinos
Donde, como fantásticos rabinos,
Leemos los libros de derecha a izquierda.
Claudio, rey de una tarde, rey soñado,
No sintió que era un sueño hasta aquel día
En que un actor mimó su felonía
Con arte silencioso, en un tablado.
Que haya sueños es raro, que haya espejos,
Que el usual y gastado repertorio
De cada día incluya el ilusorio
Orbe profundo que urden los reflejos.
Dios (he dado en pensar) pone un empeño
En toda esa inasible arquitectura
Que edifica la luz con la tersura
Del cristal y la sombra con el sueño.
Dios ha creado las noches que se arman
De sueños y las formas del espejo
Para que el hombre sienta que es reflejo
Y vanidad. Por eso nos alarman.
lunes, 3 de diciembre de 2007
Deray
Rosana
Se oye hablar
de un canto de mujer
nadie la ha podido ver
la leyenda habla de una voz
sin piel.
Desde el cielo
llora sin querer
deja lágrimas caer
cuando llueve
todos dicen que es Deray
la voz de la tristeza es
Deray, Deray, Deray
Nadie estuvo
en el amanecer
de los tiempos
pero creen
que la Luna
allí se enamoró
de él
Dice el viento
que ella se acercó
tanto que
su rostro ardió
y por eso
esconde su dolor
Deray
La cara oculta de la Luna es
Deray, Deray, Deray, Deray
Amor letal
que canta para no llorar
Luna canta para él
amanece y cuentan que
en los días de calor
el Sol muere de pasión
y el mar son lágrimas
que son lugar
de la voz de la tristeza
Deray
Amor letal
que canta para no llorar
domingo, 2 de diciembre de 2007
Agobio
Jeannette Gorn Kacman
¿DE DÓNDE viene la palabra?
De dónde nacen los vientos.
Nos cabalga, nos deslumbra
Nos avasalla.
La palabra viene desquiciada
Comprometida por un mal de origen.
Huracanada desde su nacimiento.
La palabra engendra, mal engendra al ser.
Lo lanza contra la gramática
Lo convierte en un aborto de la sintaxis.
Y, ¿entonces?
¿Qué decimos los hombres cuando hablamos?
¿Qué dice el lenguaje a través nuestro?
¿Desde dónde somos hablados?
¿En qué caverna dormita la palabra?
¿La metáfora tiene acaso gemela univitelina?
¿El verbo es huérfano?
¿El pronombre no nato?
¿El adjetivo araña su narcisismo?
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